Examen crítico de la tesis de Gerald Cohen sobre la autopropiedad como fundamento de la condena marxista de la explotación
DOI:
https://doi.org/10.56657/2.3.4Resumen
El trabajo expone en primer lugar la argumentación por la cual Cohen concluye que la
categórica condena marxista de la explotación capitalista requiere como premisa normativa el
principio libertarista de autopropiedad.
Su argumento reconstruye a partir de afirmaciones de Marx, lo que considera es el relato
marxista estándar que da sustento a dicha crítica, el que al implicar la acusación de que los
capitalistas necesaria e injustamente roban tiempo de trabajo a los proletarios, debe asumir que
éstos son los legítimos poseedores de su fuerza de trabajo.
La segunda parte del trabajo presenta dos réplicas a la tesis de Cohen, la primera de las
cuales expone las razones aducidas Neil Levy para explicar que el principio de autopropiedad
–entendido por Cohen como la premisa fundamental de la defensa libertarista de la justicia del
capitalismo- es violentado precisamente por la distribución capitalista, mientras que su verdadero
contenido es recogido por el principio que regirá según Marx la asignación de los bienes en la
primera etapa de la sociedad poscapitalista.
Es así que el llamado principio de contribución pondría en evidencia la hipocresía de los
defensores del capitalismo irrestricto de que sus arreglos institucionales reparten la riqueza de
acuerdo con un criterio de recompensa en función del esfuerzo productivo realizado, cuando en
realidad justifican su acumulación por aquellos que no realizan ninguno para reclamar tal
merecimiento.
La segunda réplica es construida asumiendo el rechazo rawlsiano de la autopropiedad, al
alegar que los sujetos no son los dueños de sus respectivas capacidades, ya que dependen de una
distribución moralmente arbitraria, pero discrepando en parte con él al defender que los
productos obtenidos por el ejercicio de las capacidades no derivan directamente de tal
distribución, dado que los factores naturales y sociales no son condiciones suficientes de tal
ejercicio.
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De ella se concluye que sin tener que aceptar el derecho del individuo a reclamar por el
uso de sus capacidades un acceso (casi irrestricto) a los resultados, es posible atribuir al
individuo un grado de responsabilidad por usarlas, de tal modo que tenga sentido la idea de
mérito contributivo.
A partir de las distinciones precedentes, se concluye que la recompensa proporcional al
trabajo de la que habla el principio de contribución, esbozado por Marx como criterio de
distribución de la riqueza social para la primera etapa del comunismo, contempla una noción
restringida de mérito que permite a la vez poner en evidencia dónde reside la inmoralidad de la
explotación capitalista, sin tener que adherir –como sostiene Cohen- a la idea de posesión
incondicional de los talentos y habilidades presupuesta por la relación de autopropiedad
libertarista.
Finalmente, el trabajo se cierra con una breve conclusión que busca resumir los puntos
fundamentales que configuran ambas líneas de argumentales en contra de la lectura de Cohen.
Palabras claves: marxismo, explotación, autopropiedad, principio de contribución.
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